RFID, control trazable: Durante muchos años el código de barras ha sido el sistema de identificación de objetos por excelencia, pero todo apunta a que este viejo conocido tiene los días contados. Las nuevas de tecnologías de auto-identificación por radiofrecuencia vienen a sustituirlo.
La tecnología de auto-identificación por radiofrecuencia (RFID) está empujando con fuerza y ha empezado ya a desplazar al código de barras. El sistema emergente permite identificar objetos a distancia mediante etiquetas electrónicas. Ofrece múltiples ventajas y supone una solución a muchos problemas hasta ahora no resueltos.
Algunas grandes multinacionales están pensando ya en el uso masivo de esta tecnología. Es el caso de Gillette, Marks&Spencer, Tesco, Unilever o el gigante de los supermercados Wal-Mart, que ha exigido a sus cien principales proveedores que incorporen etiquetas RFID en sus mercancías antes de enero de 2005. Paralelamente, EAN/UCC, el organismo gestor de los códigos de barras a nivel internacional, se ha comprometido también con el nuevo avance tecnológico, y ya ha fundado EPC Global para promover y estandarizar su uso. La tecnología RFID promete convertirse en el sistema de identificación del futuro y, por esta razón, es una de las principales apuestas de cartogis , una empresa que se ha caracterizado durante toda su trayectoria por estar siempre en la cresta de la ola tecnológica.
¿Que es el RFID?
La tecnología de auto identificación por radiofrecuencia o, lo que es lo mismo, Radio Frequency Identification Devices (RFID) se basa en unas etiquetas electrónicas o tags que se componen de un chip y una pequeña antena. Estas etiquetas se pueden incorporar a todos los productos y hacen posible identificarlos a distancia y controlarlos a lo largo de toda la cadena de distribución, desde el fabricante hasta el comprador. Además, permiten almacenar múltiples informaciones referentes al artículo portador de las mismas.
¿Cómo funciona el RFID?
Para que la tecnología RFID funcione, son necesarios tres elementos básicos: una etiqueta electrónica o tag, un lector de tags y una base de datos. Las etiquetas electrónicas llevan un microchip incorporado que almacena el código único identificativo del producto al que están adheridas. El lector envía una serie de ondas de radiofrecuencia al tag, que éste capta a través de una pequeña antena. Estas ondas activan el microchip, que, mediante la micro antena y la radiofrecuencia, transmite al lector, cual es el código único del artículo. En definitiva, un equipo lector envía una señal de interrogación a un conjunto de productos y estos responden enviando cada uno su número único de identificación. Por este motivo, se dice que la tecnología RFID es una tecnología de auto-identificación.
Una vez el lector ha recibido el código único del producto, lo transmite a una base de datos, donde se han almacenado previamente las características del artículo en cuestión: fecha de caducidad, material, peso, dimensiones... De este modo se hace posible consultar la identidad de una mercancía en cualquier momento y fácilmente durante toda la cadena de suministro.